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Hay pocas cosas peores que la sensación de desasosiego que nos invade un segundo después de mandar un correo electrónico a quien no debemos, o diciéndole algo de lo que nos arrepentimos nada más hacer clic. También es bastante pesado recibir newsletters a las que te has suscrito por error o por necesidad (para obtener un servicio concreto y puntual), y es muy pesado tener que buscar siempre ciertos correos perdidos en el fondo de la bandeja. Todo eso tiene solución fácil, en cinco minutos.