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Otra gran explosión captada el 22 de agosto cuando la sonda estaba a 336 kilómetros del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Esta vez la intensidad ha sido tan elevada que los parámetros de brillo han tenido que ser atenuados para poder ver el cometa.
La imagen está tomada solo nueve días después del perihelio, el máximo acercamiento del cometa al Sol, se espera que durante las próximas semanas la actividad se mantenga alta y podamos ver más de estos súbitos jets de material del cometa calentado por el sol hacia el espacio.
Estamos viendo en directo el día a día de un cometa, pronto se alejará hacia la parte interior de nuestro sistema solar, ahí los paneles solares de la Rosetta no recibirán luz suficiente como para mantener con vida a la sonda. Estos momentos son únicos…