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El drama de los mineros chilenos ya tiene, como en los cuentos de Raymond Carver llevados al cine por Robert Altman, algunas historias que se cruzan entre ellas. Y el amor, siempre cercano a la tragedia, aporta lo suyo. Uno de los atrapados le prometió a su esposa casarse por iglesia cuando vea la luz. O la admonición terrible de una mujer, que le hizo saber a su marido - con quien está casada hace treinta años- que si sigue trabajando de minero, ella se divorcia. Así nomás, sin anestesia. Pero ahora este drama colectivo se matiza con un paso de comedia.
Facso, 14 years ago
Bueno, en realidad no tiene dos mujeres, simplemente no se ha divorciado de la primera y ya vive con la segunda.