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Ocho veces golpeó el concreto con su pick up hasta que quedó la primera abertura, y repitió la operación para los otros dos boquetes que permitió la entrada de los rescatistas. “En el primer impacto se quedó encajado el pico en la caja. Toda la gente me gritaba que siguiera, que derribara la pared. Después de eso hice otros dos, cuando dejé de hacer los hoyos, entré para ayudar y me di cuenta que había niños encerrados adentro de los cuartos de la bodega. Tuvieron que tumbar las puertas para sacarlos”, dijo el testigo del siniestro.