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Dos manos —de AMLO y Ebrard— las tribus amarillas disputaron con todas las malas artes el DF a Nueva Izquierda, sólo consiguieron romper la columna vertebral del PRD —al fracturar en tres al partido amarillo: chuchos, lopistas y marcelos, y en dos al propio grupo chucho—, y con ello abrieron la puerta para el regreso del PRI y el PAN en la capital del país. Beatriz Paredes, se comió de un solo bocado el anzuelo que lanzó Germán Martínez respecto a los presuntos vínculos del PRI con el crimen organizado y el narcotráfico.