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Megalaya, India. Entre el denso verdor de la jungla, el joven levanta el brazo y señala: la criatura estuvo allí. Estaba sentada en una roca, a la salida de una cueva, y, aunque sólo la vio unos segundos, está seguro de que no se parecía a nada que hubiera visto. “Tenía cara de simio, pero era mucho más grande que un humano”, asegura Tengsim Marak.