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Convertir desiertos en bosques. Esta utópica propuesta es la solución que un equipo de biólogos y climatólogos ha presentado para detener el cambio climático. La idea consiste en plantar árboles de crecimiento rápido, como eucaliptos, para cubrir el Sáhara o el desierto australiano. Estas zonas arbóreas estarían regadas por agua de mar, que se trataría en una cadena de plantas desalinizadoras y sería canalizada hacia los bosques por plantas de regadío.