``` `
No llegaron a cumplir los 30 años. Todos sus sueños se truncaron entre las sábanas ásperas de un hotel de pago por horas. Conocían bien aquel espacio amargo, que ni siquiera pretendía ser acogedor, de jabón Rosa Venus y tarima helada. Todos aquellos lugares olían igual, aunque no siempre fueran los mismos: en la entrada, un recepcionista oculto tras una trinchera de cristal ahumado que sólo pregunta por cuánto tiempo; en los pasillos, señores esquivos de mediana edad, acompañados de jóvenes de sonrisa cortante; y detrás de aquella puerta, ellas, siempre solas. Wendy, Katya, Génesis y Karen, que acabaron torturadas y asesinadas a los pies de una cama de motel de Ciudad de México. Nadie preguntó por ellas hasta que no se cumplió la hora de salida.
...