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Eran íntimos amigos y tenían solo 15 años. Pero últimamente, Alex Pititto, hijo de un capo de la ‘Ndrangheta y último miembro de una larga saga de delincuentes, sospechaba que su colega Francesco andaba detrás de su novia. Nada concreto, algunos gestos, comentarios, miradas… La mosca detrás de la oreja. La gota que colmó el vaso fue ese maldito like que le puso bajo una foto. No tenía que haberlo hecho. Una falta de respeto, pensó Pititto. Así que le citó a las afueras de Mileto, en un precioso campo de olivos para hablar, sin un tema concreto sobre la mesa. Nada más encontrarse, sacó la pistola y le pegó tres tiros a su amigo. Era una cuestión de honor.