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Hace algunos años, algunos neurólogos identificaron un patrón en la gente que sufría ataques o apoplejías poco después de haber visitado al quiropráctico, especialmente por ajustes del cuello. Su hipótesis era que una técnica quiropráctica llamada manipulación cervico-espinal pudiera dañar dos arterias principales que corren del cuello a la parte posterior del cerebro.