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Los negociadores mexicanos tratan de acortar los tiempos para alcanzar la fumata blanca en las arduas conversaciones para la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). El tiempo apremia: la campaña electoral de las elecciones presidenciales mexicanas echará a andar en menos de dos semanas y el Gobierno de Enrique Peña Nieto (PRI) sabe que la única opción para llegar a la cita electoral con un pacto bajo el brazo es tener listo un principio de acuerdo antes de que termine abril. Hasta esa fecha solo queda una ronda negociadora más entre México, Estados Unidos y Canadá -la que se celebrará la segunda semana de ese mes en Washington- y para entonces la delegación mexicana pondrá encima de la mesa su propia propuesta para reformar el capítulo de reglas de origen en el sector automotor, uno de los que más fricciones ha provocado entre los tres países.