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Allí está parte de la fauna política priista que ha arruinado al país. No ofrece nada nuevo. Confirma que es un partido decadente, sin oferta moderna, con los compromisos internos acostumbrados y las evidentes debilidades que lo presentan como un partido antidemocrático y dinosáurico, incapaz de entender la necesidad de un verdadero e inaplazable cambio político. Al PRI no le interesa la transición democrática. Pretenden para volver a gobernar bajo la dictadura perfecta definida por el brillante Mario Vargas Llosa.